lunes, 10 de abril de 2006

Cerro Otto

Un nuevo día y por suerte mucho mejor clima, salimos decididos a subir el Cerro Otto desde la base caminando por la picada, llegando a Piedras Blancas y continuando la caminata hasta la Confitería Giratorio que hay en la cima.

Realmente la vista de todo Bariloche mientras una asciende el Cerro es increible, e ir viendo paso a paso como uno se aleja y se eleva por sobre la ciudad es espectacular.

La caminata es larga, pero no se necesita un gran estado físico, solamente un poco de voluntad y muchas ganas de llegar. Hay dos picadas una bastante inclinada y corta, y otra con una pendiente más leve pero larga que corta el camino que hay para ascender en auto.

Obviamente siempre está la alternativa de subir en teleferico directamente a la confitería, cuestión de gustos, pero a mi entender pierde mucha gracia este modo de hacerlo.

No tomamos el tiempo pero después de unos 40 minutos a marcha lenta llegamos a piedras blancas, ahí lo recomendable es subir por el camino marcado que prosigue a la derecha, nosotros fuimos por otro camino que hay detrás de las telesillas y encontramos un extenso campo lleno de flores desde donde se ve hacia atrás del cerro, parte del Cerro Catedral y el Lago Gutierrez.

Como era verano, subimos por las pistas de esquí nórdico, recorrimos un trecho muy largo y hasta nos perdimos en algún momento pero nuevamente encontramos un camino y llegamos por el lado de atrás a la confitería giratoria para apreciar una vista panorámica excelente (y volarnos un poco por el viento que también había).

Comentario aparte... al no subir por el teléferico querían cobrar entrada para acceder a la confitería, no recuerdo bien pero creo que rondaba los 15 pesos o más... Así que volvimos sin ingresar porque nos pareció un tanto injusto... paramos en el refugio que era la casa de Otto Meiling (a unos 600 metros de la confiteria cuando uno desciende) y tomamos ahí un café y unas galletitas. Pero lo importante, disfrutamos de una larga caminata, el placer de llegar al objetivo (por más que la dificultad no era alta) y hasta lo hicimos por un camino alternativo.

La vuelta... increible... por la picada de pendiente pronunciada corriendo entre las piedras, siguiendo las marcas en los árboles, muy bueno pero hay que tener cuidado con los ciclistas que descienden haciendo mountain bike, con la velocidad que desarrollamos porque podríamos NO PODER FRENAR, así como al pisar porque las piedras suelen estar flojas.

1 comentario:

C. W. Karl dijo...

Que tal, estuve viendo tus blogs y me resultaron muy interesantes. La Patagonia es una región de una belleza incomparable, que debe ser preservada de la polución. En este aspecto la gente de Esquel estuvo a la altura de las circunstancias, al oponerse decididamente a la explotación de una mina de oro utilizando como elemento básico para la extracción del metal, de enormes cantidades de cianuro, que podían convertir a la ciudad en muy pocos años en un pueblo fantasma.

Un abrazo!